La historia de la canción que AC/DC dejó de tocar en vivo por respeto a Bon Scott: «Juramos amistad eterna»

En el vasto repertorio de AC/DC existe una canción que, a pesar de ser uno de sus himnos más icónicos y reconocibles, permanece ausente de los escenarios desde hace más de cuatro décadas.

La historia de la canción que AC/DC dejó de tocar en vivo por respeto a Bon Scott: «Juramos amistad eterna»
La historia de la canción que AC/DC dejó de tocar en vivo por respeto a Bon Scott: «Juramos amistad eterna»

No se trata de un tema olvidado ni de una rareza perdida en el tiempo, sino de una decisión consciente que revela el profundo respeto que la banda tiene hacia su historia y, especialmente, hacia Bon Scott.

AC/DC durante uno de sus recitales en la década de 1970, con Bon Scott al frente.

«It’s a Long Way to the Top (If You Wanna Rock ‘n’ Roll)» es más que una canción: de principio a fin, es el ADN musical de AC/DC condensado en poco más de cinco minutos. Sin embargo, desde 1980, tras la trágica muerte de Scott, la banda tomó una decisión irrevocable que se mantiene hasta hoy: jamás volver a interpretarla en vivo.

«It’s a Long Way to the Top», el himno que definió a toda una generación

Publicada el 8 de diciembre de 1975 como canción de apertura del álbum «T.N.T.» (sólo salió para Australasia y en 1976 en todo el mundo con «High Voltage»), «It’s a Long Way to the Top» se convirtió rápidamente en el manifiesto de una banda que sabía exactamente lo que significaba llegar a la cima del rock.

La letra, coescrita por Angus Young, Malcolm Young y Bon Scott, narra sin filtros las adversidades del camino hacia el estrellato: los engaños, los robos, las agresiones y los sacrificios que toda banda de rock debe enfrentar.

AC/DC en Londres, 1976. De izquierda a derecha: Malcolm Young, Bon Scott (al frente), Angus Young, Phil Rudd y Mark Evans. Foto: Michael Putland

Pero lo que realmente distinguió a esta canción de cualquier otra en el universo del hard rock fue un elemento tan inesperado como brillante: las gaitas escocesas.

La historia detrás de la inclusión de las gaitas es, en sí misma, digna de AC/DC. Durante las sesiones de grabación en el estudio, George Young -hermano mayor de Angus y Malcolm, y coproductor del disco- recordó que Bon Scott había sido parte de una banda de gaitas en su juventud.

La idea pareció tan absurda como perfecta, y Scott salió del estudio ese mismo día para regresar con un set de gaitas recién comprado en una tienda de Park Street por la exorbitante suma de 479 dólares australianos. Como el bajista Mark Evans recordaría años después, ese dinero «podría haber comprado dos Stratocaster».

Lo que nadie sabía era que Scott nunca había tocado las gaitas. De hecho, había sido baterista en aquella banda de gaitas, no gaitero. Sin embargo, con la determinación que lo caracterizaba, Scott se enseñó a sí mismo lo suficiente como para grabar y ejecutar la parte que convertiría a «It’s a Long Way to the Top» en una de las canciones más distintivas del rock.

El resultado fue una fusión única: hard rock en su máxima expresión con un toque de tradición escocesa que resonó con la identidad de los hermanos Young, también oriundos de Glasgow.

El desafío de tocar «It’s a Long Way to the Top» en vivo

Contrario a lo que muchos fans podrían pensar, «It’s a Long Way to the Top» no fue un elemento fijo en los setlists de AC/DC durante la era de Bon Scott. De hecho, la canción presentaba un desafío técnico considerable: toda la banda debía afinar sus instrumentos en función del drone de las gaitas, lo que complicaba enormemente su ejecución en vivo.

Según los registros documentados, AC/DC interpretó la canción en vivo aproximadamente 237 veces, con 234 de esas presentaciones concentradas entre 1975 y 1976. La última vez que se ejecutó con gaitas en vivo fue probablemente en 1976, después de un incidente en el que Scott dejó el instrumento en una esquina del escenario y fue destrozado por los fans.

Bon Scott interpreta una canción alrededor de 1977 en Hollywood, California. Al fondo se puede ver al guitarrista rítmico Malcolm Young. Foto: Michael Ochs

Las presentaciones posteriores -raras y espaciadas- emplearon grabaciones de las gaitas o solos extendidos de guitarra de Angus Young para reemplazar la parte instrumental. La última vez que AC/DC tocó en vivo la canción fue el 17 de diciembre de 1979 en Londres, apenas unos meses antes de la muerte de Scott.

Mark Evans, bajista de AC/DC durante esa época, recordó en una entrevista con Noise11 que la canción no se tocaba con tanta frecuencia como se podría suponer: «Si la tocamos 60 o 70 veces en vivo, eso sería todo. Con el tiempo se volvió icónica y asociada con la banda, pero curiosamente, la banda no la toca. Se ha convertido en una canción mucho más grande con el tiempo que cuando salió por primera vez».

La muerte de Bon Scott y el pacto de silencio en AC/DC

El 19 de febrero de 1980, Bon Scott fue encontrado muerto en el asiento trasero de un automóvil en Londres. La causa oficial fue intoxicación aguda por alcohol. Tenía 33 años. La noticia golpeó al mundo del rock como un rayo y sumió a AC/DC en una profunda crisis. La pregunta en ese momento, era inevitable: ¿Podría la banda continuar sin su carismático y talentoso vocalista?

La respuesta llegó meses después con la incorporación de Brian Johnson, un cantante proveniente de la banda británica Geordie. Lo que pocos sabían era que Johnson y Scott habían compartido algo más que el amor por el rock: una genuina amistad forjada en la intimidad de un pub británico años antes.

La alineación de AC/DC que todos conocemos, con Brian Johnson (izquierda) como vocalista y reemplazante del legendario Bon Scott. Foto: Michael Ochs

«Estaba viendo a esta banda pensando ‘Son bastante buenos’, y después tomé una cerveza con el cantante, que era Bon Scott», recordó Johnson en una entrevista sobre la primera vez que escuchó a AC/DC en vivo a principios de los setenta. «Y juramos amistad eterna después de tomar unas cuantas cervezas porque veníamos del mismo tipo de origen. Él era originalmente de Glasgow, al igual que Angus y Malcolm, y años después descubrí quién era ese tipo. Era Bon Scott».

Años después, tras la trágica muerte de Scott, Angus Young, en el libro «AC/DC: Hell Aint a Bad Place to Be», recordó más tarde: «Recuerdo que la primera vez que oí el nombre de Brian fue de boca de Bon».

“Bon mencionó que una vez había estado de gira por Inglaterra con una banda, y que Brian había estado en un grupo llamado Geordie. Bon dijo: ‘Brian Johnson, era un gran cantante de rock and roll al estilo de Little Richard’. Y ese era el gran ídolo de Bon, Little Richard”, contó Young.

Esa amistad, sellada con cerveza y respeto mutuo en un pub, sería la razón por la que Johnson tomaría una decisión tan definitiva como emotiva al unirse a AC/DC: nunca interpretaría «It’s a Long Way to the Top» en vivo.

Johnson ha sido claro y contundente al respecto: se negó rotundamente a cantar la canción por respeto a Scott. No fue una imposición de la banda ni una sugerencia de los hermanos Young. Fue una decisión personal e irrevocable del propio Brian Johnson.

«Brian es un verdadero caballero», comentó Mark Evans, refiriéndose a la decisión del cantante. La banda completa respaldó la postura de Johnson, y desde entonces, «It’s a Long Way to the Top» quedó oficialmente archivada en el repertorio de AC/DC.

Un legado que trasciende los escenarios

A pesar de no formar parte de los shows de AC/DC desde hace más de 40 años, «It’s a Long Way to the Top» se ha convertido en una de las canciones más emblemáticas de la banda. En 2001, la Australasian Performing Right Association la clasificó como la novena mejor canción australiana de todos los tiempos. En 2010, quedó en el puesto número tres en el Ultimate 500 Rock Countdown de Triple M en Melbourne, donde los cinco primeros lugares fueron ocupados exclusivamente por canciones de AC/DC.

El icónico video musical de la canción, filmado el 23 de febrero de 1976 para el programa televisivo australiano «Countdown», es una pieza de la historia del rock. Muestra a la banda tocando en la parte trasera de un camión de plataforma que recorre Swanston Street en Melbourne, acompañados por la banda de gaitas Rats of Tobruk.

Curiosamente, la canción ha encontrado vida en los escenarios a través de otros artistas. John Farnham la ha incluido como cierre de sus conciertos durante décadas, y Keith Urban también la ha incorporado ocasionalmente en sus sets. Incluso Metallica, desde 2023, la utiliza como introducción a sus presentaciones en vivo, un tributo de una leyenda a otra.

El respeto como legado

La decisión de AC/DC y Brian Johnson de nunca volver a tocar «It’s a Long Way to the Top» en vivo es más que un gesto simbólico. Es un recordatorio de que, en un género musical a menudo asociado con el exceso y la autodestrucción, también existen códigos de honor, lealtad y respeto profundo.

Bon Scott no solo fue el cantante de AC/DC durante sus años formativos; fue el alma lírica y la presencia escénica que ayudó a definir la identidad de la banda. «It’s a Long Way to the Top» es, en muchos sentidos, su canción. Su voz, su interpretación de las gaitas, su energía cruda y honesta están impregnadas en cada segundo de esa grabación.

Brian Johnson, consciente del legado que heredaba y del respeto que merecía su predecesor y amigo, eligió honrar a Scott de la manera más significativa posible: no reemplazarlo en esa canción específica, sino preservándola como un monumento intocable a su memoria.

Angus Young (derecha) y Brian Johnson (izquierda) durante un show de AC/DC.

En una industria donde el ego y la ambición a menudo eclipsan todo lo demás, la historia de «It’s a Long Way to the Top» es un recordatorio de que algunos tributos son más poderosos en el silencio que en la ejecución.

Cuatro décadas después de la muerte de Bon Scott, AC/DC sigue siendo una de las bandas más grandes del planeta. Han vendido más de 200 millones de discos en todo el mundo, han llenado estadios en cada continente y han inspirado a generaciones enteras de músicos. De hecho, siguen de gira mundial con el «Power Up Tour». Sin embargo, hay una canción que jamás volverán a tocar.

Y eso, en el mundo del rock ‘n’ roll, es -quizás- el tributo más grande de todos.

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