Carlos Galván, es de la clase 62, no le tocaba el servicio militar por tener sorteo bajo, pero él lo quería hacer. El destino y las decisiones del gobierno, hizo que sea uno más de los que lucharon en la guerra de Malvinas.

En conversación con nuestro medio, nos contaba que en aquel tiempo estaba trabajando en Rosario y en un determinado momento recibió el llamado a defender a su Patria. Nos llevaron a Chubut y desde ahí a Tierra del Fuego. Llegado el momento, en tierra malvinense.
Fueron días muy difíciles. La lucha con los ingleses fue muy dura. Nuestro contingente fue de alrededor 2000 de los cuáles varios quedaron. Fue muy jodido ya que a veces no comíamos porque no había tiempo para nada y otra, que por la situación lo que menos se pensaba a pesar que la necesitábamos para tener más fuerzas. Nos atacaban de noche, nos tiraban de todo. Los aviones, iban y volvían con más fuerza, pero nosotros siempre respondiendo con lo poco que teníamos. Hoy, con el paso del tiempo, muchas veces en mis sueños, escucho esos ruidos estremecedores que te despiertan y comienzas a mirar a todos lados.
En otra parte de la conversación con Galván, comenta que en varias oportunidades pudo encontrase con compañeros santiagueños, con los cuales volvían a recordar, la experiencia de vida en defender el suelo Argentino.
Hoy me encuentro en la ciudad de Fernandez, estoy con problemas de salud. Tengo una pensión por invalidez, pero como ex combatiente no estoy cobrando a pesar que en los organismos figuraría que sí. Presenté papeles pero hasta el momento no tengo respuestas de nada.
Pido a las autoridades, que me den una mano ya que vivo en un rancho. Tengo 63 años y nunca tuve un reconocimiento; creo que, ahora que se conoce sobre mi situación, llegue mi momento de tenerlo.
Antes del saludo final, nos cuenta sobre las fotos que tiene, los recuerdos, los libros y lamenta no tener la medalla identificadora con sus iniciales, ya que una mano anónima se la llevó y aún no la puede recuperar.
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